Minerva nos recuerda que ser madre es abrazar y agradecer al cuerpo el milagro de traer hijos al mundo.
“Soy Minerva: madre, esposa y emprendedora. Me apasiona increíblemente trabajar con mis manos, es terapeútico y me hace sentir muy orgullosa de mí, como mujer y artista.
Mi cuerpo es la muestra de lo que he vivido, tengo aspectos de los cuales la sociedad te puede hacer sentir vergüenza, por ejemplo el aumento de peso desde que soy mamá hace siete años, luego la responsabilidad posterior con los métodos de planificación, que nos bombardean de hormonas todo el cuerpo, haciéndonos pasar por cambios de ánimo, brotes de acné, crisis emocionales que me hacían sentir vergüenza, haciéndome dejar a un lado el orgullo que representa poder traer una vida a este mundo y la experiencia de la maternidad. Lo que nuestros hijos necesitan son madres capaces, sanas, felices y estables emocionalmente.
Al asumir finalmente toda esta responsabilidad y conversar con mi esposo sobre las estrías, por ejemplo, hablábamos que la vida nos deja estas marcas como las pruebas del amor sobre la experiencia de traer un hijo al mundo, y la conciencia que despierta en nosotros desde que sabemos que lo hemos concebido en nuestro interior.
Poco a poco he ido abrazando estas marcas de vida, como recuerdos de lo que más me ha marcado como mujer al ser mamá.
Es raro ver en redes sociales a una madre amamantando a su bebé, feliz, tranquila y realizada. Uno piensa que fracasó cuando tiene un bebé ya que pasar por el proceso de post parto y lactancia, es muy frustrante, sentiremos que tenemos un cuerpo que nos avergüenza, pero en vez de sentir eso debemos abrazarlo, agradecerle, cuidarlo, dejar de ser tan exigentes y duras con nosotras mismas, volvernos personas más estables y plenas para poder transmitir estas enseñanzas a nuestros hijos. Ser madre necesita de extremo amor.”
Grace: La fotografía es un importante medio en donde se pueden representar las diferentes características que tenemos todas las personas.
“Yo soy Grace, mi pasión son las plantas y todo lo que tenga que ver con la naturaleza. Más que nada lo que más me ha costado para sentirme bien conmigo misma es toda esta fluctuación de peso que he tenido durante mi vida, que ha sido consecuencia de un montón de cambios en mi piel, en mi personalidad, en como veo la vida.
Me costó cuando estaba en una edad muy joven, en la cual aumenté bastante de peso y ahí cambié mucho la percepción sobre mí misma, y como me sentía alrededor de las personas.
Con el tiempo, al verme representada en otro cuerpo con características similares a las mías, me doy cuenta que hay más personas que viven lo mismo que yo, que tienen las mismas inseguridades, y que poco a poco mi forma se vuelve parte de mi autenticidad.
Personalmente creo que los medios tienen un gran poder en la representación de las personas con diferentes corporalidades, con diferentes opiniones, gustos, historias, marcas.
El poder vernos representadas es una gran oportunidad para sentirnos validadas, incluidas, vistas, en poder tener un espacio más allá de mí misma y poder decir: esa persona se parece bastante a mí, opina igual que yo, me doy cuenta que existe alguien similar.
Y una empieza poco a poco a cambiar su opinión acerca de sí misma porque ya lo normalizo, y ya me siento con mayor confianza. La fotografía es un importante medio en donde se pueden representar las diferentes características que tenemos todas las personas.”
Diana: La mejor terapia es en la que trabajamos nuestra mente y nuestra aceptación, desde la compasión y el amor.
Mi nombre es Diana Díaz, mi pasión es trabajar en colectivo, generar comunidad, no sentirme sola completando metas o actividades, y pensar que estamos trabajando para algo en común. El sentimiento de pertenecer a una comunidad es lo que más me gusta.
Algo que he superado es la condición de mi piel, yo tengo vitiligo desde el 2009. Me empezó porque mi abuelita murió de una forma muy terrible e inesperada, además mi papá tenia una enfermedad complicada con la que toda la familia estaba lidiando, entonces eso me fue complicando un montón.
Luego me costó mucho aceptar mi condición; yo me veía al espejo y solamente quería volver a ser la de antes, era extraño verme al espejo y me preguntaba ¿Cuándo se me va a quitar esto?
Después empecé un camino super largo de probar un montón de tratamientos, ver muchos doctores, gastar mucho dinero, incluso aceptar tratamientos que me hicieron mucho daño, uno de esos fue tomar esteroides, lo hice por un tiempo y eso me puso super vulnerable a otras cosas, mis ojos quedaron muy débiles, a menudo me daban infecciones y lo último que probé fueron dosis bien chiquitas de quimioterapia, porque se supone que mi condición podía ser un desorden auto inmune, pero con el tiempo no pasó a ser mayor cosa. Luego de tomar todas estas opciones, un dia decidí ya no hacerme ni tomar nada por todo el daño físico que me estaba haciendo.
El siguiente paso fue tomar terapia psicológica y milagrosamente eso me ayudó más que cualquier otro medicamento, empecé el proceso de aceptarme y ahora me gusta.
Mi opinión sobre los retoques digitales en las fotografías, es que siento incómodo pensar que no me puedo mostrar como soy por pensar que a las personas no les va a gustar lo que vayan a ver. Lo más importante, para comenzar es que mis fotos me gusten a mí, y si me gustan, así las publico y eso es suficiente.
¿Con qué historia te conectaste más?
Estas fotografías las hice en el año 2021 en El Salvador, luego de un llamado a través de redes sociales para tener mujeres voluntarias que pudieran compartir su historia. Gracias por estar leyendo este contenido y habitar este espacio digital, un espacio seguro para interactuar con un contenido que deje un mensaje positivo, que puedas compartir y llegue a otras personas que lo necesiten.